¡Quiero estudiar!
Manu está convencido, esta noche cuando sus padres vuelvan a casa después del campo, se lo dirá.
Manu tiene 17 años, hace ya casi un año, acabó 4º de E.S.O y obtuvo el título. Es el mediano de tres hermanos, que no estudian ni trabajan.
Ahora trabaja con su padre en el campo que es ganadero, le ayuda en las tareas con el ganado y con la tierra.
Manuel ensaya lo que les dirá a sus padres:
- Mamá, papá, quiero hablaros a los dos, es importante lo que quiero deciros.
- He decidido que quiero seguir estudiando, sé que mi trabajo con papá es muy importante que no puedo dejarle porque él necesita ayuda, pero que también están mis hermanos y ellos pueden ayudarles que ya no estudian.
Manu, está hecho un “flan”, no sabe qué hacer si decírselo a sus padres o no; dejar de trabajar con su padre a pesar de qué sabe que su ayuda es muy necesaria (y qué sus hermanos no hacen nada y podrían ellos ayudarle a él) dejar de estudiar, aunque piense que más tarde se podrá arrepentir; o seguir estudiando lo que siempre le ha llamado la atención.
El dilema de “Pedrito”.
Pedrito (como le dicen sus amigos) no sabe porqué decidirse. Es verano, está de vacaciones sin insti, sus amigos han preparado un viaje a la playa durante el fin de semana, y él tiene muchísimas ganas de ir.
Por otra parte, sus padres han decidido ir a Port Aventura unos días, pues es el parque de atracciones preferido de Pedrito y su hermano pequeño.
Pedrito le ha dicho a sus padres lo del viaje con sus amigos, pero ellos le han dicho que porqué no va con ellos a Port Aventura, pues es una oportunidad para estar todos juntos unos días, porque los padres de Pedro trabajan mucho y están algunos días fuera de casa cuando están trabajando.
Ante esto, no sabe qué hacer: dejar la salida con sus amigos para el verano que viene o intentar convencer a sus padres para que cambien la fecha de su viaje a Port Aventura para que pueda ir a los dos sitios. Finalmente se plantea seguir un plan lógico y ordenado de acciones para resolver su dilema.
